El estado de ánimo es una palabra que se utiliza para significar muchas cosas.

Nos despertamos malhumorados si no hemos dormido bien.

Estamos de buen humor cuando pasamos momentos felices con la familia o los amigos.

Bastante a menudo hablamos de  nuestros cambios humor

Muchos se consideran personas de «de mal humor».

Ante la frustración o el hartazgo de una situación en particular decimos «no estar de humor» para afrontarla.

Escuchar nuestra música preferida nos “pone de buen humor”

Una buena caminata al sol «nos cambia el humor»

Entonces, ¿qué es el estado de ánimo exactamente? ¿Qué relación tiene con el funcionamiento del cerebro?

El cerebro es responsable de los pensamientos, sentimientos y acciones.

Los sentimientos que se experimentan son emociones y ciertas regiones del cerebro se activan cuando aparecen  estos sentimientos. Entre ellas, la amígdala, la ínsula y la sustancia gris periacueductal, solo por nombrar algunas, todas son parte del sistema límbico.

En general y dependiendo de cada situación, las emociones tienden a ser intensas y de poca duración, ya que son reemplazadas por una nueva que nos permite continuar el recorrido por el mundo que nos rodea.

Los estados de ánimo son algo diferentes. Son el eco de emociones particulares, como la felicidad o la tristeza y son más duraderos. Pueden ser menos intensos pero más persistentes. Un estado de la mente que se establece por un período de tiempo prolongado.

Si bien las emociones tienden a estar vinculadas a personas o eventos en particular, los estados de ánimo pueden no tener vínculo alguno con causas obvias y aunque suelen no ser tan fuertes como algunos sentimientos, tienen un enorme poder.

Un determinado estado de ánimo influye no solo en la percepción, la motivación, la toma de decisiones y las interacciones sociales sino también en procesos cognitivos más básicos como la memoria y la atención.

¿Cómo se relaciona el estado de ánimo con la depresión y con otros trastornos psiquiátricos o neurológicos?

Al igual que las emociones, es bastante común que un estado de ánimo cambie con el transcurso del tiempo, aunque este cambio tiende a ser más lento. Sin embargo, si un estado de ánimo en particular se interpone con el trabajo, la vida familiar o las relaciones sociales se convierte en una alerta, un indicador de lo que en medicina se denomina trastorno del estado de ánimo.

Existen muchas variaciones en los estados de ánimo problemáticos, con una gama que va desde escasa a demasiada  energía y/o desde levemente dañinos hasta incapacitantes para la vida diaria.

La depresión y el trastorno bipolar son dos condiciones que se encuentran en el listado de «trastornos basados en el estado de ánimo», según el Instituto Nacional de Salud Mental de USA.

A veces, este cambio persistente en la disposición emocional general puede deberse a un suceso momentáneo. Experimentar cambios en el sueño, en los niveles de energía, en el apetito y en la concentración son altibajos normales cuando son de corta duración, pero si se extienden por dos semanas o más, son verdaderas señales de alerta.

Los avances científicos sobre esta temática asocian factores genéticos, medicamentosos y/0 psicológicos, entre otros,  como causales de alteraciones marcadas de la comunicación química entre neuronas en áreas claves del cerebro cuya función específica es modular el estado de ánimo y regular el procesamiento emocional,  tales como el hipocampo, el tálamo y la amígdala.

La depresión, por ejemplo, es un trastorno de la salud mental cuya principal característica es la  anhedonia, una incapacidad persistente para disfrutar de actividades placenteras, quese asocia a sentimientos de  tristeza y desesperanza.

Una de las posibles causas que conducen a ciertos tipos de depresión es un desequilibrio neuroquímico  en uno o más neurotransmisores. Uno de los más estudiados es la serotonina, un neurotransmisor  crítico para la modulación emocional y el estado de ánimo. Dopamina y noradrenalina también participan de esta regulación.

Las drogas antidepresivas que se prescriben como parte del tratamiento, aun las de última generación, son reguladoras de estos desequilibrios en la neurotransmisión.

El trastorno bipolar comparte algunos aspectos de la depresión; en el pasado, incluso se le llamaba trastorno maníaco-depresivo. La bipolaridad se caracteriza por cambios dramáticos en el estado de ánimo, al pasar por períodos extremos de depresión o de manía.

Los episodios maníacos se caracterizan por una energía intensa, pensamientos acelerados, distracción y un aumento de las conductas de riesgo. Se desconoce la causa exacta del trastorno bipolar. Diversas investigaciones sugieren que no hay una sola causa, sino que es posible que sean una combinación de factores genéticos, estructurales y psicológicos los que contribuyen a desarrollar el trastorno. Es importante buscar ayuda médica.

¿Se puede mejorar el estado de ánimo?

La neuroplasticidad, es una característica particular  de los circuitos límbicos. Esta capacidad de las redes neuronales para reaorganizarse y establecer nuevas conexiones se facilita que al introducir cambios en nuestra vida cotidiana que harán que  el funcionamiento cerebral sea mas eficaz.

Son numerosas las evidencia que demuestran que estos son algunas de las actividades más adecuadas para lograrlo:

Ejercicio cardiovascular regular

Dormir lo suficiente (7-8 horas cada noche)

Alimentos nutritivos y saludables

Meditación

Pasar un tiempo al aire libre

Caminar al sol

Pasar tiempo con amigos y la familia