Inicio / Mente y Cerebro  / Emociones  / La neurociencia de la Meditación (1)

La neurociencia de la Meditación (1)

Dalai

Fotografía (2019)

Para muchos el mindfulness es una técnica de meditación en la que solo hay que concentrarse en la respiración. Parece fácil de hacer hasta que se intenta ponerlo en práctica. Pasados los primeros veinte segundos, la mente entra en modo narrativo, divaga y los pensamientos distraen, la respiración se olvida. Concentrarse en la respiración, en un objeto primario adonde dirigir toda la conciencia, termina siendo muy difícil de sostener. Ese es el desafío.

Mindfulness suele traducirse del inglés como atención plena y es el nombre con el que en occidente se conoce a una meditación hindú que tiene miles de años. En oriente se llama meditación vipassana, una palabra que refiere ver las cosas tal cual son, libre de juicios que interfieran o nos manipulen. Es por ello que a la técnica se la denomina conciencia o atención plena del presente, es decir, de nuestro aquí y ahora tal cual como lo estamos viviendo.

Occidente incorporó la meditación vipassana en buena parte desde las neurociencias cuando se descubrió, por experimentos y escaneos del cerebro, que su práctica tiene un alto impacto positivo en el cerebro y en la salud mental.

La literatura acumulada es numerosa, tanto de autores extranjeros como locales. La psicología científica y la cognitiva-conductual la incorporaron al repertorio de su práctica clínica.

En Occidente, la meditación es aclamada como una panacea para muchos males. Se enseña como una cura para la angustia emocional o como una receta para la felicidad. Incluso se prescribe para el alivio del dolor o como tratamiento para la depresión recurrente cuando los medicamentos fallan. En el centro y el sur de Asia, donde se originó la práctica, representa algo bastante diferente: una exploración espiritual de la mente, una profunda reformulación de cómo nos entendemos a nosotros mismos.

Ambas prácticas no son incompatibles. El Dalai Lama, que practica en la tradición oriental, es uno de los maestros de la meditación que fomenta una versión que podríamos llamarla despiritualizada, un camino accesible para todos.

Dalai Lama, Daniel Goleman y Richard Davidson, la ciencia del meditar

Hace más de dos décadas el Dalai Lama, junto al periodista científico Daniel Goleman y al neurocientífico Richard Davidson estimularon a los científicos para que evalúen los efectos de la meditación en los laboratorios y apliquen los resultados donde puedan ser útiles. Con este acercamiento la misión tomó un fuerte impulso.

El Dr. Davidson (Universidad de Wisconsin-Madison) medita desde hace más de 40 años, pero fue el propio Dalai Lama quien lo convenció de dedicar su vida a investigar los efectos de la meditación en el cerebro. Davidson lo cuenta así en una entrevista para abcNEWS:

Me desafió, diciendo: Has estado usando las herramientas de la neurociencia moderna para estudiar la ansiedad, la depresión y el miedo, todos sentimientos negativos. ¿Por qué no puedes usar estas mismas herramientas para estudiar cualidades como la amabilidad, la compasión y la ecuanimidad? Y no tuve una buena respuesta para él, señaló Davidson. Fue una llamada de atención total para mí y realmente un catalizador fundamental.

Davidson, que fundó el Centro para Mentes Saludables, se reunió con el Dalai Lama en 1992 y desde entonces llevó a cabo múltiples estudios sobre mindfulness, compasión y entrenamiento en terapia cognitiva.

Dos décadas antes de que su nombre se asociara con la inteligencia emocional, Goleman conoció al 14º Dalai Lama en el Amherst College. Fue allí donde el Dalai le mencionó a este joven periodista científico del New York Times que estaba interesado en reunirse con investigadores. Así comenzó una larga y rica amistad, que condujo a Goleman a organizar una serie de lo que él llamó diálogos extendidos entre el líder espiritual budista y los investigadores en campos que van desde la ecología hasta la neurociencia.

En los siguientes 30 años, Goleman continúo con su propio trabajo como psicólogo y pensador de negocios al mismo tiempo que convirtió al Dalai Lama en su líder y amigo. En ocasión del cumpleaños #80 de su amigo, le solicitaron que escribiera un libro sobre el enfoque compasivo del Dalai Lama en el abordaje de los problemas más difíciles del mundo. Así surge Force for Good (Fuerza para bien) basado en los antecedentes de Goleman en ciencias cognitivas y en su larga relación con el Dalai.

Si siente curiosidad por el libro y el modo en que la mirada sobre la compasión del Dalai Lama influenció el pensamiento de Goleman sobre la inteligencia emocional, se puede bajar la versión en pdf (solo en inglés).

En el año 2005, Davidson invitó al Dalai Lama a participar del programa Neurociencia y Sociedad que abre cada año las sesiones del congreso de la Society for Neuroscience (SFN). Este encuentro tuvo lugar en San Diego (USA) en una conferencia inusual en la que,  junto a más de 1500 neurocientíficos, tuve la oportunidad de escucharlo decir:

Debemos encontrar una manera de llevar consideraciones humanitarias y éticas fundamentales al desarrollo científico, especialmente a las ciencias de la vida.

Estoy hablando de principios éticos claves, como la compasión, la tolerancia, el sentido del cuidado, la consideración de los demás y el uso responsable del conocimiento y el poder; principios que trascienden las barreras entre creyentes y no creyentes y seguidores de cualquier religión.

Personalmente, me gusta imaginar todas las actividades humanas, incluida la ciencia, como dedos individuales de la palma de una mano. Mientras que cada uno de estos dedos estén conectados con la palma de la empatía humana básica y el altruismo continuarán sirviendo al bienestar de la humanidad.

Hoy, creo que la humanidad está en una encrucijada crítica. Los avances radicales que tuvieron lugar en las neurociencias y particularmente en la genética hacia el final del siglo XX llevaron a una nueva era en la historia humana. Nuestro conocimiento del cerebro y el cuerpo humano a nivel celular y genético, junto a las avanzadas posibilidades tecnológicas, son enormes desafíos.

Aunque más de 500 científicos firmaron una petición de protesta por su presencia en el congreso, la controversia se subsanó con rapidez cuando la mayoría de los presentes consideraron su conferencia y el tema apropiado y desafiante. El estudio del cerebro de los meditadores estaba avanzando.

Esta publicación es parte de mi aporte a la Certificación en mindfulness e inteligencia emocional de la Universidad Siglo XXI – Directora: Cristina Schwander

¿Por qué conservarías la sangre del cordón umbilical de tu bebé?