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Rabia: una gran historia y la meta de controlarla

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La inmunización surgió del esfuerzo de Louis Pasteur y de la desesperación de una madre cuyo hijo tenía el virus. Organizaciones internacionales se unen por la meta de evitar muertes por la enfermedad.

La inmunización surgió del esfuerzo de Louis Pasteur y de la desesperación de una madre cuyo hijo tenía el virus. Organizaciones internacionales se unen por la meta de evitar muertes por la enfermedad.

El virus de la rabia, uno de los más terroríficos, causa una infección aguda del sistema nervioso central.

Según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos, una vez que aparecen los signos clínicos de la rabia, la enfermedad es casi siempre fatal. Por suerte para nosotros –y para nuestras mascotas– el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur desarrolló una vacuna que puede evitar que las cosas lleguen a este punto.

Un 6 de julio de 1885 se administró por primera vez la vacuna a un ser humano. Fue Pasteur quien personalmente realizó las inyecciones y cuidó del enfermo. Tanto el bacteriólogo, como el paciente –o, mejor dicho su madre–, estaban dispuestos a correr el riesgo de cualquier daño que pudiera ocasionar la vacuna que había sido probada en el laboratorio sólo en perros.

En sus estudios contra la rabia, Pasteur utilizaba conejos infectados con la enfermedad y, cuando estos morían, procesaba su tejido nervioso para debilitar el agente patógeno que la produce (que hoy sabemos que es un virus), para luego inyectarlo en los perros afectados por la enfermedad.

El niño iba a morir sin ninguna duda cuando desarrollase la dolencia, pero Pasteur no era médico, de modo que si lo trataba con una vacuna sin probar podía acarrear un problema legal. De todas formas, tras consultar con sus colegas, el químico decidió inocular la vacuna al muchacho.

La crónica de la época

En una calurosa mañana de julio de 1885, la frenética madre de Joseph Meister arrastraba a su hijo por las calles de París en busca de un científico desconocido que, según los rumores, podía prevenir la rabia. Joseph tenía 9 años y había sido mordido en varios lugares de su pequeño cuerpo por un enorme perro rabioso. En un intento desesperado de engañar a la muerte, su madre había viajado desde su ciudad natal en Alsacia a París. Un joven médico del hospital la llevó hasta el abarrotado laboratorio de Pasteur donde este guardaba su criadero de perros rabiosos.

Ante los ruegos e insistencia de madame Meister, Pasteur decidió llevar a Joseph al Hotel-Dieu, donde le inyectó material de la médula espinal de un conejo que había muerto de rabia. Durante tres semanas, Pasteur controló la salud del niño y, con abrumadora alegría, lo vio recuperarse.

Ese otoño, cuando la Academia de Ciencias de Francia reconoció su éxito, cientos de personas que habían sido mordidas por perros rabiosos pasaron por su laboratorio.

¿Qué ocurrió con Meister? Terminó trabajando como conserje en el Instituto Pasteur, donde solía contar su historia a los visitantes. Se suicidó en 1940, poco después de que Alemania invadió Francia. Contrariamente a un mito prevaleciente, no hay pruebas de que lo haya hecho porque prefería morir antes que permitir que los nazis ingresaran en el Instituto.

En Argentina

Entre 1995 y 2017, se registraron en el país 385 casos de rabia canina en las provincias de Jujuy, Salta, Chaco y Formosa, como también en las provincias de Buenos Aires y de Córdoba por variante murciélago.

La rabia es una enfermedad prevenible mediante vacunación que afecta a más de 150 países y territorios.

En la gran mayoría de las muertes por rabia en el ser humano, el perro es la fuente de infección. En el 99 por ciento de los casos de transmisión a los humanos, la enfermedad es contagiada por estos animales.

Es posible eliminar esta enfermedad vacunando a los perros y evitando sus mordeduras.

La rabia causa decenas de miles de muertes cada año, principalmente en Asia y en África.

El 40 por ciento de las personas mordidas por un animal del que se sospecha que padece rabia son niños menores de 15 años.

El lavado inmediato y a fondo de la herida con agua y jabón después del contacto con un animal sospechoso es fundamental y puede salvar vidas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el Control de la Rabia (Garc) han establecido la colaboración mundial Unidos contra la Rabia para elaborar una estrategia común destinada a lograr que, para 2030, no haya ninguna muerte humana por el virus.

El perro, principal fuente de la infección

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la gran mayoría de las muertes por rabia en el ser humano, el perro es la fuente de infección. En el 99 por ciento de los casos de transmisión a los humanos, la enfermedad es contagiada por estos animales.

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