El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante, que produce excitación fisiológica y sobre la que no se tiene control. Estos son los tres componentes para generar una situación de estrés y son clave para  son clave para definir una situación de estrés ya que lo que estresa a una persona puede no hacerlo en otra.

¿Qué le sucede al cerebro durante una respuesta al estrés?

Cuando el sistema sensorial  percibe el peligro, las suprarrenales, unas  estructuras pequeñas ubicadas sobre cada riñón, secretan mucha adrenalina lo que facilita las reacciones físicas inmediatas, como aumentar la frecuencia cardíaca y respiratoria y producir suficiente energía para correr o luchar. Al mismo tiempo se “disparan” un grupo de neuronas del cerebro de un área llamada locus coeruleus, que coloca al individuo en estado de alerta y atención. Junto a esto, el sistema hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA)* secreta la hormona primaria del estrés, el cortisol. Una cantidad  suficiente de cortisol es beneficioso para responder a un estresor interno o externo. Pero cuando  este sistema, que nos cuida y protege, se desregula se convierte en algo tóxico.

El estrés crónico acumula cortisol. Esta hormona impacta sobre el hipocampo, una estructura cerebral relacionada con el aprendizaje y las memorias. Un hipocampo bañado de cortisol  dificulta la capacidad para guardar memorias y aprender cosas nuevas, algo fundamental para la  creatividad.

El cerebro plástico

El cerebro no es una entidad rígida, posee plasticidad estructural y fisiológica. Ambas se alteran durante el estrés crónico; se genera muerte neuronal e inhibición de la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas a partir de células progenitoras. La producción de nuevas neuronas es un evento que en el ser humano ocurre principalmente en el hipocampo. Al dañarse esta estructura se impide la formación de nuevas conexiones neuronales con las consecuencias adversas para el aprendizaje/memorias.

El cortisol también afecta a la amígdala cerebral, un área  que modula las emociones; esto genera aumento de la ansiedad y en algunos casos de los miedos.

El estrés prolongado también  cortocircuita vías neuronales de la corteza prefrontal. Funciones ejecutivas como el autocontrol, el control de impulsos, algunos tipos de memorias y el razonamiento se ven afectados: habilidades que son esenciales para un aprendizaje exitoso.

La vida cotidiana del estudiante, con horas, días (y años) de afrontar problemas con el estudio, de familia, de dinero, con pocas horas de sueño, y un esquema cotidiano riguroso genera una situación de estrés crónico, los sistemas permanecen activados, el cortisol se acumula.

Una persona estresada puede tener problemas con los cálculos matemáticos, no procesar el lenguaje con corrección, tener mala memoria de corto y largo plazo , falla en la concentración y focalización de tareas complejas y  ejecuta peor.

En todo este contexto neurobiológico, se debe tener en cuenta la dimensión cognitivo-conductual de la reacción al estrés, así como los determinismos de éste (personalidad/ temperamento).

* HPA: controlado por estructuras cerebrales superiores, este eje inicia su actividad en el hipotálamo, área cerebral que controla todas las actividades del organismo. En situaciones de estrés el hipotálamo secreta CRH,  hormona liberadora de corticotrofina.  Esta hormona llega a  la hipófisis, una glándula  localizada en la base del cerebro. El CRH produce la liberación a la circulación sanguínea  de una hormona hipofisaria, el ACTH, que es la encargada de producir la liberación de cortisol de las glándulas suprarrenales.

GCs: glucocorticoides (cortisol)