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El poderoso beneficio del ejercicio físico para el cerebro

El poderoso beneficio del ejercicio físico para el cerebro

Mente sana y cuerpo sano. Además de los efectos reconocidos en el sistema cardiovascular y los músculos, también tiene impacto neurológico.

Cuando cumplí 12 años, mi madre me introdujo en el mundo de la gimnasia. No era para nada popular en aquellos tiempos que una mujer hiciera una rutina de una hora, tres veces por semana, muy temprano por la mañana. Sin importar las condiciones del tiempo o si el trabajo la había mantenido despierta hasta entrada la noche, se calzaba su equipo de gimnasia, lo escondía bajo un largo tapado y partía con mi padre a la Avenida Chacabuco, donde hacía su rutina en uno de los primeros gimnasios para mujeres de Córdoba. Durante el verano, cuando terminaban mis clases, me llevaba con ella, cinturón elástico para modelar cintura y ¡a moverse! Era un rito, su motivación.

Nunca dejé de hacerlo. Me he mudado varias veces a distintas ciudades y a otro país; una de las condiciones del nuevo hogar era un buen gimnasio cerca. Así he transpirado mi camino con actividad física variada: gimnasia modeladora, aeróbica, pesas, zumba, bicicleta, caminatas. La regularidad me llevó a ir cambiando mi cuerpo y también transformando profundamente mi cerebro, para mejor.

Los efectos inmediatos del ejercicio sobre mi estado de ánimo y el proceso de pensamiento demostraron ser una poderosa herramienta de motivación. Y, como neurocientífica y fanática del ejercicio físico, he llegado a creer que estos beneficios neurológicos podrían tener una profunda implicancia para nuestra forma de vivir, de aprender y de envejecer como sociedad.

Beneficios

Vamos a empezar con uno de los más prácticos e inmediatos beneficios del ejercicio físico: combatir el estrés. El ejercicio provoca un incremento inmediato en los niveles de diversos neurotransmisores: serotonina (importante para el procesamiento emocional y la memoria), anandamida (un endocanabinoide que regula el balance emocional), dopamina (importante para la memoria de trabajo, la flexibilidad mental y el control motor) y endorfinas (liberadas en áreas frontolímbicas regulan la sensación de bienestar). Estos neurotransmisores a menudo se agotan a causa de la ansiedad y la depresión. Es por eso que correr o caminar 30 minutos en la elíptica puede mejorar nuestro estado de ánimo de inmediato, al combatir sentimientos negativos que a menudo relacionamos con factores del estilo de vida asociados al estrés.

Atención

El ejercicio mejora la capacidad para cambiar y focalizar nuestra atención. Es esa sensación de “estar enchufado” que se siente después de haber conseguido que la sangre fluya, ya sea con una caminata o luego de un completo entrenamiento de crossfit. O sea que antes de una presentación o una reunión de negocios o cualquier otra de las actividades que requieren estar en el punto más alto de atención, es óptimo realizar una sesión de ejercicio físico para maximizar estas funciones cerebrales.

Memoria

Sin duda que mi motivación favorita basada en la neurociencia es el efecto que el ejercicio tiene sobre el hipocampo, esa estructura cerebral que es crítica para la memoria a largo plazo y una de las dos áreas del cerebro donde se siguen generando nuevas neuronas a lo largo de nuestra vida.

Estudios realizados en roedores señalan que un aumento en el nivel de ejercitación física tiene como resultado una notable mejora de la memoria, porque aumenta la supervivencia de las neuronas del hipocampo y la producción de nuevas neuronas a partir de células progenitoras, un proceso que se denomina “neurogénesis”.

¿Cómo lo hace? Entre otras cosas, la actividad física estimula el aumento de un factor cerebral trófico conocido por sus siglas en inglés como BDNF (Brain Derived Neurotrophic Factor). El BDNF es una proteína que favorece el proceso de neurogénesis, la supervivencia de las neuronas y la microglia (las células inmunes del cerebro), la sinaptogénesis (formación de nuevas conexiones entre neuronas) y la neuroplasticidad. Entre 700 y 800 nuevas neuronas se agregan en cada uno de nuestros dos hipocampos por día, lo que corresponde a un recambio anual del 1,75 por ciento de las neuronas en la fracción renovada, con una modesta declinación durante el envejecimiento. Esto nos sugiere que la neurogénesis en el hipocampo adulto puede contribuir con la función normal del cerebro.

El poderoso beneficio del ejercicio físico para el cerebroAhora, cuando hago ejercicio, me imagino que mis niveles de BDNF aumentan en el hipocampo, estimulando el crecimiento y la funcionalidad de todas mis nuevas células hipocampales.

Educación

Todo esto debe servir como un poderoso motivador para la actividad física regular, ya que los beneficios inmediatos y a largo plazo del ejercicio sobre el cerebro tienen implicaciones aún más importantes. Por ejemplo, en la educación. El ejercicio ayuda a los estudiantes en su aprendizaje diario. Bastaría con considerar la incorporación en el sistema educativo de más actividad física y deportiva para mejorar el estado de ánimo, disminuir el estrés y estimular la capacidad de atención y la memoria del alumno.

El estudiante no solo absorbería mejor las clases de lengua o los experimentos de física y química, sino que serían mucho más felices.

Patologías neurológicas

La famosa expresión “mens sana in córpore sano” vuelve a tener una resonancia particular, ya que, en la actualidad la mayoría tenemos una ocupación muy sedentaria y con ritmos cotidianos que no nos permiten hacer mucho ejercicio físico. Existen estudios que indican que el ejercicio físico puede ayudar a combatir los efectos neurodegenerativos de enfermedades asociadas al envejecimiento, como el mal de Alzheimer.

Estilo de vida

La actividad física es un estilo de vida. Su efecto antienvejecimiento se atribuye a la acumulación de células jóvenes y saludables en el hipocampo, al aumento de las conexiones neuronales –fundamental en el contexto de la formación de memorias– y de la mielinización (la mielina es la sustancia que se encuentra en el sistema nervioso que facilita la transmisión de los impulsos nerviosos de unas neuronas a otras en distintas partes del cuerpo).

Por supuesto, somos muchos los que ya lo estamos practicando. Pero aquellos que aun usan la excusa de que ya es tarde por razones de edad o por factores estacionales, deberían planear un modo serio y racional para mantenerse activos y así detener, retrasar o evitar el deterioro físico y mental y ahorrarse una vejez debilitante.

Busque una motivación. ¡Piense en su BDNF!

Investigaciones

El laboratorio de la doctora Wendy Suzuki en la Universidad de Nueva York estudia cómo el ejercicio aeróbico mejora la memoria a largo plazo dependiente del hipocampo y las funciones ejecutivas que dependen de la corteza prefrontal. También analiza cómo incide en los cambios en el estado de ánimo y la imaginación y creatividad. Uno de sus objetivos es identificar de qué manera se debe utilizar el ejercicio físico para optimizar las funciones cerebrales en individuos de todas las edades y de diferentes niveles de condición física y habilidades.

Consultada sobre el aspecto más importante de su trabajo, la doctora Suzuki respondió: “Lo más importante de estos estudios son sus amplias implicaciones para la sociedad. Me refiero a los efectos positivos del ejercicio sobre el estado de ánimo, la memoria y la atención para mejorar el sistema educativo, nuestro funcionamiento cerebral a medida que envejecemos y la función cerebral de la fuerza laboral adulta del país. Esto es lo más me apasiona e inspira de mi trabajo”.

“El otro aspecto de nuestro estudio que es muy interesante es el hallazgo de que algunos de los efectos del ejercicio sobre el cerebro se manifiestan a largo plazo, mientras que otros son inmediatos”, añadió.

La doctora Heidi Johansen-Berg, de la Universidad de Oxford, avanzó un poco más con sus estudios morfométricos del hipocampo. Su equipo estudió el volumen del hipocampo en un grupo de jóvenes voluntarios luego de seis semanas de ejercicio aeróbico, comparado con los que solo miraban un video. Hallaron un aumento significativo del volumen de esta estructura en los individuos activos con un patrón de cambio que vuelve a la línea de base después de un período adicional de seis semanas sin ejercicio, es decir que la plasticidad morfométrica del hipocampo se produce mucho más rápido de lo que estaba establecido. Lo interesante es la demostración del cambio en el volumen en jóvenes de entre 20 y 30 años, o sea que la plasticidad de esta área cerebral es modulada por el ejercicio aeróbico durante toda la vida y no sólo ante una atrofia relacionada con la edad. En su laboratorio se prueban también técnicas de neurorrehabilitación.

El poderoso beneficio del ejercicio físico para el cerebro

El texto original de este artículo fue publicado el 02/03/2016 en la edición impresa del diario La Voz del Interior, Córdoba, Argentina