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¿Por qué el tiempo parece acelerarse con la edad?

paisaje

¿A dónde se me fue el tiempo?  Es una pregunta bastante común en la mediana edad y en la vejez.

La sensación de que el tiempo vuela a medida que se envejece es uno de los mayores misterios de la experiencia del tiempo.  Muchos de nosotros sentimos que el paso del tiempo se acelera cuando envejecemos, una percepción que suena más como un lamento. Afortunadamente, nuestros intentos de desentrañar este misterio han producido algunos resultados interesantes.

Niño

Los psicólogos Marc Wittmann y Sandra Lenhoff, ambos de la Universidad Ludwig Maximilian (Munich), encuestaron a 500 participantes, de edades comprendidas entre los 14 y los 94 años, acerca de su sensación sobre el movimiento del tiempo,  desde «muy lento» a «muy rápido».

Cuando se trataba de tiempos cortos – una semana, un mes o incluso un año, la percepción del tiempo no  aumentaba con la edad, la mayoría  de los participantes consideraba que el reloj marcaba el tiempo muy rápido. Pero cuando se trataba de periodos más prolongados, una década o más, surgió un nuevo patrón: las personas mayores tendían a percibir que el tiempo pasaba más rápido. De hecho, cuando reflexionaban sobre sus vidas, los mayores de 40 expresaban que durante la infancia el tiempo transcurría lentamente, pero que sentían que se aceleraba de manera constante a través de los años de  la  adolescencia y al inicio de la edad adulta.

Nuestro cerebro codifica las experiencias nuevas, pero no lo hace con las que estamos familiarizados

Hay buenas razones por las que las personas mayores sientan  de esta manera. Cuando se trata de la forma en que percibimos el tiempo, los seres humanos estimamos la duración de un evento desde dos perspectivas muy diferentes: desde un  punto de vista prospectivo mientras el evento esta aun ocurriendo, o después que este ha terminado, es decir, retrospectivo. Además, el paso del tiempo varía de acuerdo a lo que estamos haciendo y a cómo nos sentimos al respecto. De hecho, el tiempo vuela cuando nos estamos divirtiendo o participando de una nueva aventura. Pero al  recordamos la actividad en un futuro lejano (mirada retrospectiva), nos parecerá que había durado algo más que otras experiencias mundanas.

¿La razón?

Nuestro cerebro codifica las experiencias nuevas, pero no lo hace con las que estamos familiarizados, las que ya están en nuestra memoria y, nuestro juicio retrospectivo del tiempo se basa en las memorias nuevas, las que vamos generamos en un determinado período. En otras palabras, las memorias más recientes, las que construimos en una escapada de fin de semana, quedarán grabadas y las recordaremos más que cualquier actividad cotidiana.

La paradoja de las vacaciones

Este fenómeno, denominado la paradoja de las vacaciones, nos da una clave de por qué el tiempo parece pasar más rápidamente cuanto más envejecemos. De la infancia a la edad adulta temprana, tenemos muchas experiencias frescas y adquirimos incontables nuevas habilidades. Como adultos, nuestras vidas se vuelvan más rutinarias, de modo que experimentamos un menor número de momentos novedosos. Como resultado, nuestros primeros años tienden a estar relativamente más representados en nuestra memoria autobiográfica, y en el momento de la reflexión, parecen haber durado más tiempo.

¡Por supuesto que esto es una muy buena noticia!

Está en nuestras manos ralentizar el tiempo, alterar nuestra percepción manteniendo el cerebro activo, aprendiendo continuamente, generando ideas y explorando nuevos lugares.

 

Firma - Magenta

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