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Intensamente: una perspectiva neurocientífica

Intensamente

Seguramente una gran parte de los lectores ya vieron en estas vacaciones de invierno Intensamente la nueva película de Disney-Pixar. Si no la vio aun, encuentre un tiempo para deleitarse con la combinación de una hermosa animación, una historia creativa y un toque de neurociencia para explicar las “voces” dentro de la cabecita de una niña de 11 años que navega por un periodo difícil de su aún corta vida.

Como neurocientífica sentí que tenía que explicar a una audiencia de familias que gran parte de cómo está representado el cerebro es falso, al menos en términos de la neurobiología. Pero como abuela, que vio dos veces la película con sobrinos y nietos de distintas edades, no pude dejar de sentirme conmovida al salir del cine y algo movilizada si tenía que explicar cómo las emociones colorean nuestras memorias y dirigen nuestra conducta.

Pensando en lo que hoy sabemos sobre las bases celulares de la memoria, sobre la función del área emocional del cerebro y la importancia del sueño, el relato tiene principios básicos de la neurobiología que son correctos y que podrían entusiasmar a los niños y a sus familias para conocer cómo funciona el cerebro.

Analizando las emociones en la cabecita de la niña versus el cerebro real.

Gran parte de la película se focaliza sobre la historia de Alegría, Tristeza, Temor, Desagrado y Furia, un quinteto de emociones/caracteres encantador. Todos ellos conviven en el centro de comando del cerebro – neurocientíficamente improbable- controlando sus reacciones ante el mundo que la rodea, mientras afectan cada memoria que se va formando.

En el cerebro las regiones que son consideradas nuestro centro emocional son llamadas en su conjunto núcleos de la amígdala. Dos pequeñas estructuras del tamaño de una almendra localizadas una a la derecha y otra a la izquierda en la profundidad del cerebro. Mientras que la amígdala modula nuestra conducta y la formación de la memoria emocional, no es la única fuerza motriz de nuestras acciones. La corteza prefrontal, el área justo detrás de la frente, cumple una función muy importante en la regulación de las emociones, en la toma de decisiones, en la planificación y en el pensamiento abstracto. Este es nuestro centro de control y es también una de las últimas regiones de nuestro cerebro en madurar totalmente.

Para el cerebro de los niños, las emociones pueden tener una influencia especialmente fuerte, puesto que su corteza prefrontal está todavía en desarrollo y tienen menos control del impulso. Mientras las emociones no están en la consola de control, como se muestra en la película, ellas en efecto dan forma a como percibimos una situación y afectan lo que vamos a recordar.

Rescate emocional de una neurocientífica
En la película las memorias están representadas por bolas de bowling coloreadas por una emoción específica que se desliza dentro del centro de comando con cada nueva experiencia de vida. Mientras que la canaleta por donde circulan es interesante visualmente, los cambios físicos reales que ocurren en nuestro cerebro son similares a brotes de la rama de un árbol. Las conexiones entre las 86 mil millones de neuronas del cerebro humano se producen en estructuras llamadas sinapsis y muchas de ellas se forman en pequeñas protrusiones conocidas como espinas. La neurociencia nos ha mostrado que cuanto más se comunican un par de neuronas, más se fortalecen las conexiones y las espinas se agrandan y se vuelven más estables. En este cambio o plasticidad sináptica, como es el término científico, se basa lo que hoy conocemos sobre cómo se guardan las memorias.

Lo que es más que interesante, es que aun en las memorias a largo plazo, nuestros cerebros permanecen maleables. Nuestras memorias a largo plazo no son bolas duras que se pueden reproducir como un DVD una y otra vez y otra vez sin cambios. Cada vez que recordamos una memoria la cambiamos en un proceso que se denomina reconsolidación. Así que en lugar de encapsular cada nueva experiencia en una bola de bowling sólida que se guarda como tal hasta que queramos o necesitemos recordar, nuestro cerebro siempre está cambiando a nivel celular, en el momento en que se forma la memoria e incluso cuando recordamos. En cierto modo, esto se muestra en la película, cuando la tierna figura azul que caracteriza a Tristeza toca la brillante bola para tornarla azulada ante la sorpresa de Alegría que trata de que permanezcan tal como fueron creadas. Luego muchas de estas bolas viajan a lo largo de tubos para su almacenamiento a largo plazo en un laberinto de estantes altísimos que mirados desde arriba se asemejan a los pliegues de la corteza. Es un retrato convincente del procesamiento de la memoria: los neurocientíficos conocen que las memorias pasan un corto tiempo en una estructura cerebral llamada hipocampo donde se forman para luego ser transportados a la corteza para su depósito a largo plazo.

El olvido

Un puñado de experiencias se convierten en recuerdos básicos, cada uno enciende un aspecto diferente de la personalidad de la pequeña. Otros caen en un abismo oscuro donde se disuelven en volutas de polvo. El olvido no siempre es pasivo – recordar hechos que compiten puede causar que otra información relacionada sea olvidada. El olvido también puede ser beneficioso, liberando el poder de procesamiento de nuevos recuerdos.

Soñar

Es durante el sueño de la niña cuando estas memorias de corto plazo son enviadas al laberinto de las memorias a largo plazo y cuando la fábrica de sueños se pone a trabajar reproduciendo todos los eventos del día. En efecto, los científicos que estudian estos procesos están encontrando evidencias que estos dos procesos están íntimamente relacionados. Tal como se retrata en la película, el sueño es el período en el que las memorias de los eventos diarios se envían para ser depositadas – lo que llamamos consolidación de la memoria. Este proceso es crítico para el aprendizaje. Necesitamos dormir para aprender y recordar, exactamente como lo hace la niña de la película.

Observando la vida de la niña

Intensamente es un hermoso regalo visual y narrativo con una historia fascinante y personajes centrales maravillosos. La niña es entrañable, enfrentando las luchas de la vida real que crecen como sus cambios en el cerebro y con el mundo a su alrededor.
Las emociones, lideradas por Alegría, van adquiriendo complejidad a medida que la niña madura de un modo conmovedor y fiel a la vida de muchos niños.
Por ello – aunque la metáfora científica no sea exacta, es obvio que los autores han hecho grandes esfuerzos para crear una historia muy humana alrededor de las teorías en constante evolución de la psicología y la neurobiología.

Intensamente es absolutamente deliciosa – divertida y encantadora, llena de sorpresas y de colores. Los nietos pequeños se divirtieron, los lagrimearon al reconocerse y los adultos que me acompañaron confirmaron que no hay crecimiento sin pérdidas y no hay arte sin nostalgias.